jueves, 3 de abril de 2008

20. Muerte

No Contar
por Ricardo Cárdenas

Nunca supo cómo empezar las cosas. Un tanto como me siento yo ahora que no puedo empezar a hablar de lo que tengo que contar. De inmediato empiezo con frases vacías de falsa contundencia, un tanto parecido, eso sí, a la forma que tenía él de contar sus pequeñas proezas. No me refiero a que la vida esté llena de pequeñas proezas, no. Eso es pura retórica y no estoy con ánimos de político o filósofo. Nunca lo he sido y ni siquiera me da el ánimo para pretender serlo, nunca me ha dado. Casi siempre más bien, y por regla general, le doy muchas vueltas al asunto y rara vez estos caminos circulares me llevan hacia algo concreto. Sobretodo cuando se trata de él. Tampoco tengo mucha disciplina, y eso siempre ayuda… a perderte en todo y en nada quiero decir. Mi ánimo es muy pobre muchas veces, como hoy. Tanto que ahora haber llegado hasta aquí me sorprende a mi mismo.
Pero basta. Cualquiera pensaría que todo esto es depresivo y lo estoy usando para no sé qué, pero no. Tampoco se trata de confundir ¿no? Me refiero a que la intensión de empezar a contar algo que para mi es importante era buena, así que algo debe salir de aquí. Trataré de empezar entonces, otra vez.
Nunca supo cómo acercarse a la gente y decir lo que sentía. Perdón, pero también es un poco como yo me siento ahora. Es una confusión sentimental que provoca un ahogo del lenguaje en aguas turbulentas contaminadas de tristeza. Este tipo de emociones que te obligan sólo a disfrutar de cosas sencillas. No porque disfrutar de las pequeñas cosas sea una postura intelectual, no por Dios, nunca trataría de engañar a nadie diciendo de mi algo así. Es más bien porque cuando estas tan inconciente en una depresión sólo te puedes fijar en cosas pequeñas. Tan pequeñas como tu estado de ánimo. Pero aquí estoy otra vez hablando de cosas que no tienen nada que ver con lo que en algún momento traté de empezar a escribir, y para ser honesto, ya no lo tengo tan claro yo tampoco.
Nunca sonó sincero. No, eso no es completamente cierto, quizá sería más honesto decir que al oírlo hubo muchas veces que no sabía si era sincero o no. No conmigo, esto no es un reproche. Es cuando lo oía hablar con otras personas cuando esto me punzaba más. A ver, si en este momento pudiera empezar otra vez y pudiera cambiar lo que digo, lo que he dicho… pero eso sería como querer empezar todo desde el principio, principio. Una vez más, perdón, no me siento bien.
Una vez me dijo… no, muchas veces dijo como diciendo al aire… no, tampoco. A veces, cuando se le oía decir cosas dirigidas hacia mi, se podía oír lo que deducía de la vida. Una forma muy complicada de decir que sus palabras eran escasas y fuertes. Es como si hablar de todo esto fuera prohibido, la forma en la que me siento, quiero decir. Pero como me dijo alguna vez, yo siempre he sido inoportuno, en acciones y en palabras. Siempre fue como si de una misma cosa tuviéramos una lectura diferente, como si yo viera lo rico de una fruta bien encerada, como las ponen en la calle y él, el respeto ciego a la propiedad privada… Creo que al final no lo voy a poder contar.
No sé que voy a hacer. No sé qué decir. Yo quería mucho a mi padre y mañana lo tengo que enterrar.

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