miércoles, 26 de marzo de 2008

15. Muerte

Buenos Aires, Abril de 1976
El compañero camina por los pretiles

(Eduardo Galeano - Días y noches de amor y de guerra)

4.

Ahora no vamos a jugar al fútbol.
El equipo se desintegró.
Vicente dirige, con Fico y conmigo, la revista. Dos por tres nos vamos a comer pizza por ahí, porque nos gusta y porque ayuda a no pensar que cada noche puede ser la última. Vicente conoce las mejores pizzerías de cada barrio de Buenos Aires.
- En ésa, sentate cerca del horno del fondo, no el de adelante, y pedite una pizzeta media masa, bien cocida abajo, con roquefort, tomate y cebollines. Después me decís.
La sabiduría le viene de los tiempos de estudiante, cuando él correteaba las pizzerías de Buenos Aires vendiendo la muzzarella podrida que fabricaba un amigo. Las pizzerías buenas son las que no le compraban.
La otra noche fuimos a comer pizza juntos. Vicente andaba tristón. Esa mañana los diarios habían publicado, medio perdida por ahí, la noticia de la muerte de un militante que había defendido. El cadáver había aparecido en un pantano, junto con el hijo chiquito. Él se llamaba Sebastían. A la mujer, Diana, la habían asesinado cuatro meses antes.
- Sabés cuál fue el día más felíz de mi vida? - me dijo Vicente-. El día que conseguí juntarlos en Tribunales. Llevaban dos años presos y sin verse. Los iban cambiando de cárcel y siempre les tocaban cárceles distintas. Cuando a él lo mandaban al norte, ella venía al sur. Cuando ella iba a parara a la provincia, a él lo metían en Devoto. Por fin conseguí juntarlos, con el pretexto de un careo. Yo nunca vi a nadie besarse así.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Puede oler a mantequilla, a flores, a caño o puede ser que a perro muerto a mi me pasa seguido