Cartas al Guaire
El cartero Anibal Escalante vacía su bolsa sobre el río Guaire desde el puente de Guatopo. Un hombre, que contempla el mismo río quinientos metros corriente abajo, se encuentra de pronto con docenas de cartas que cubren el agua. Pequeñas, grandes, papel blanco, papel manila, papel rosado, con sello púrpura, con sello celeste. Por pura curiosidad pesca uno de los sobres y descubre que se trata de la carta que él mismo escribió a una mujer de pelo negro y labios finos. Decide que este hecho insólito es un aviso del mismo Guaire y hace pedazos tanto el folio como el sobre. En el mismo instante en que él arroja los fragmentos de vuelta al río, una mujer grita a varios kilómetros de allí y se lanza por una ventana tras dos meses de esperar respuesta de su amante. Su cuerpo restalla contra el suelo de la plaza de San Pedro de los Altos justo cuando los papelitos tocan la superficie del agua. Su pelo negro se empapa en sangre sobre las baldosas y la gente se arremolina con las bocas abiertas y los ojos morbosos. Un viejo admira sus labios finos en un susurro. En el otro extremo de Caracas, Anibal Escalante, aún con el uniforme de cartero, entra en un barecito para tomarse una chicha fresca, a la sombra, contento de haber terminado el reparto tan pronto.
Joaquín Bernal
(http://deletras.bitako.com/cuatacora.html)
martes, 18 de marzo de 2008
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